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domingo, 11 de abril de 2010

EL SHOW DEBE CONTINUAR

ElRoLlOdElCiNe

Habla la nueva directora
"El Festival Iberoamericano debe convertirse en una empresa"

Despues de varias reuniones para determinar quién sería el reemplazo de Fanny Mickey, hoy el Festival tiene una nueva directora.

Ana Marta Rodríguez de Pizarro, compañera y confidente de Fanny y quién se educó en gestión cultural durante quinde años de la mano de la Dama de las tablas, ahora es la encargada de dirigir y patrocinar el Festival Iberoamericano de teatro.

"No quería ser sólo la directora de relaciones públicas internacionales. Eso fue lo que siempre hice con Fanny; pero ahora que ella no está, creó que el festival necesita una cabeza, por eso me nombraron directora del Festival", afirmó Rodríguez.

El Teatro Nacional y el Festival Iberoamericano, dos compañias de grandes dimenciones, habían sido manejados desde el principio por una persona: Fanny. Ahora según Ana Marta debe establecerse un equipo que la reemplace. se necesita trabajo conjunto para desarrollar ambas labores.

"Hay que convertir tanto al Festival como al Teatro Nacional en empresas que funciones. Fanny intento hacerlo y sentó las bases. Pero al rededor de su figura giraban ambas dependencias y eso tiene que cambiar", aseguro la directora.

Epoca de Revolución


Ana Marta, proviene de una familia pudiente. Aplicó a la Universidad Nacional de Colombia para estudiar Antropología. "Me presenté a escondidas de mis padres y en el primer intento fui aceptada", dijo.

Como muchos jovenes de los años 60's, una epoca de revolución, Rodríguez abogaba por los derechos de los trabajadores y el derecho a la libertad, por eso hizo parte de la JUCO, juventud comunista.

"Mi mamá me decia que por qué no salía como una mujer normal a bailar. Me preocupaba por asistir a reuniones revolucionarias para tratar de cambiar el mundo", afirmó.

Finalmente las circunstancias de la vida la alejaron de esos pensamientos y se dedico a su trabajo. "Dejé el pensamiento revolucionario hace 30 años mas o menos", recuerda.

Empezó a trabajar para el Gobierno como antropóloga en investigaciones. Más tarde cuando su colega Gloria Triana, dirigía el Instituto de Cultura y Turismo, la llamó para dirigir el Teatro Jorge Eliecer Gaitán.

Tiempo Final

Ana Marta Rodriguez, amante de la salsa y la literatura, abrió las puertas de su casa a ElRoLlOdElCiNe, para hablar sobre su vida y amistad con Fanny Mickey. Su hogar es artesanal y geométrico. Varias figuras indigenas redecoran los rincones de la casa y su presencia mítica corta con los trazos lineales de las pinturas abstractas de gran tamaño colgadas en las paredes. Su apartamento se encuentra en un octavo piso y la vista desde el ventanal domina el norte de la ciudad.

La vitalidad de Mickey para sumir los retos de la vida, hicieron que hasta sus amigos más cercanos desconfiaran del poder infalible de la muerte."siempre había estado enferma. pero entraba a cuidados intensivos y salía caminando cono si nada, todos pensabamos que era inmortal. Nunca nos esperamos su muerte", afirma.

Cuando se enteró de que su amiga había muerto sintió una tristeza indescriptible. Recuerda la personalidad arrolladora de Fanny: "Al terminar un día de trabajo siempre quedaba agotad, pero nunca dejaba esa chispa de alegria. Saliamos a bailar y a tomar unos vinos", recuerda.

Una amistad llena de salsa

La conexion entre ambas fue instantanea: "Nos gustaba la misma musica, visitabamos lugares bastante populares como Salsa Camara o Cafe Libro", dijo.

Aprendió muchas cosas de Mickey, como anotar todas las reuniones para no olvidarlas y llegar puntual a las citas. Ana Marta nunca olvidará la rabia que sentía Fanny cuando las cosas no se hacían a la hora indicada.

Con humos recuerda el poco gusto que sentían por los deportes. "Eramos Negadas. Nunca pude encestar una pelota en una canasta de baloncesto, y Fanny aunque intentaba odiaba los deportes", recuerda.

La despedida de Fanny, rememora Rodríguez, fue como "Dios manda". Estaba vestida con su traje de gala favorito, con los labios pintados de rojo y un escapulario antiguo en el interior de un ataúd judío, donado por sus mejores amigas Gloria de la Pava, esposa de Diego León Hoyos y Ana Marta Rodríguez de Pizarro.

Ahora Rodríguez tendrá la dificil labor de seguir guiando laempresa más ambisiosa del Teatro.


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