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viernes, 23 de abril de 2010

El Cine a Paso Corto. Creatividad Audiovisual sin espacios

ElRoLlOdElCiNe

Cortos: de engaños y falsas ilusiones

Los cortometrajes presentados en las salas de cine no son el verdadero reflejo de la producción colombiana y apenas sirven para reducir impuestos a los grandes exhibidores, según Jorge Mario Duran, director ejecutivo de la Fundación Red Nacional de Salas Alternas.


El panorama cinematográfico del país no es tan oscuro como el de años anteriores. Cada vez más jóvenes se interesan por crear productos audiovisuales, a pesar del escaso interés del Estado en patrocinar los trabajos colombianos.

Hacer un cortometraje en Colombia sin ayuda económica es muy complicado. Se deben cubrir los costos de preproducción (que varían dependiendo de la locación que se elija), el alquiler de equipos, de personal de producción, publicidad y edición.

Con estos gastos, difícilmente el productor puede recuperar la inversión con la exhibición de su primer cortometraje.“Hacer un cortometraje no reporta ganancias económicas”, dice Diana Luque Lavado, columnista del portal de Internet Equinoxio. Para un joven realizador es imperioso filmar cortos, pues a través de ellos se puede adquirir reconocimiento y experiencia para luego incursionar en la producción de largometrajes. “La experiencia es la que hace las películas y ésta se adquiere por medio del desarrollo de cortometrajes”, afirma Luque.

Con grandes expectativas


Los productores colombianos se han interesado en los cortometrajes gracias a la Ley 814 que busca propiciar un desarrollo progresivo, armónico y equitativo de la cinematografía nacional y, en general, promover la actividad cinematográfica en Colombia”. La implantación de la ley también explica la existencia de algunos estímulos que ofrecen entidades como Proimágenes para la realización de los cortos.

Proimágenes en Movimiento
es una entidad sin ánimo de lucro que busca fortalecer el sector cinematográfico en Colombia, promoviendo los productos audiovisuales colombianos dentro y fuera del país. Esta entidad administra el Fondo para el Desarrollo Cinematográfico (FDC), el cual es un instrumento que se nutre de los aportes de diferentes entidades de cinematografía para contribuir a la fi nanciación de proyectos audiovisuales colombianos.

Cómo se busca la financiación


A través de convocatorias públicas independientes, el FDC asigna, por medio de concurso, unos estímulos financieros a diferentes formatos de producción cinematográfica. “El cortometrajista puede acceder a una bolsa de premios para el producto audiovisual por cerca de 50 ó 60 millones de pesos.

Se premian en promedio cinco cortometrajes cada año”, dice Javier Machicado, asesor de la Dirección de Cine del Departamento de Cinematografía del Ministerio de Cultura.
La Ley 814 ordena que las entidades que exhiban cualquier tipo de producción audiovisual deberán pagar un impuesto del 8,5 por ciento de sus ingresos al FDC.

Sin embargo, si estas entidades proyectan cortometrajes colombianos antes de cada película que exhiben, reciben un descuento por ese estímulo que los obliga a pagar sólo el 2,25 por ciento de sus ingresos.

Para Jorge Mario Durán, director ejecutivo de la Fundación Red Nacional de Salas Alternas y director del Departamento de Cine del Museo de Arte Moderno de Bogota, la Ley fue creada para favorecer a los grandes exhibidores y no está fomentando la promoción de cortometrajes de calidad. “Los cortos que se presentan son lamentables, no son el reflejo verdadero de la producción colombiana contemporánea”, afirma.

Así mismo, la revista Semana, en el artículo Corto También Vale, dice: “Si fuera por los cortometrajes que se ven en las salas de cine colombianas, cualquier persona podría creer que la calidad de este género cinematográfico en el país es baja, por no decir deplorable”.

La ley sólo contempla que los cortometrajes que se exhiben deben cumplir con ciertos requisitos como tener una duración mínima de siete minutos y que la clasificación del corto sea igual o inferior a la película que acompaña. Cortos como Alguien mató algo, de Jorge Navas, y La cerca, de Rubén Mendoza, son excelentes, pero no cumplen con los requisitos mencionados.

Por eso es vital crear espacios en los que el público pueda ver los cortos colombianos que no tienen cabida en las salas de los grandes exhibidores, a fin de evitar que los trabajos de los productores joveles sólo sean vistos en salas de proyección underground.

Un buen ejemplo de ello es Casa Ensamble, una corporación sin ánimo de lucro encargada de la producción y difusión de las artes musicales, audiovisuales y escénicas. Se trata de un espacio privilegiado en el que, junto con la Red Nacional de Salas Alternas, se promueve la exhibición de material audiovisual. Allí se muestran los cortometrajes de jóvenes productores que no tienen cabida en las grandes salas.



1 comentario:

  1. Buenos días,

    El equipo de Comunicaciones del 4º Festival Internacional de Cine Sinfronteras, está interesado en enviarle información acerca del mismo y para ello nos gustaría obtener los siguientes datos:

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    Agradecemos su pronta respuesta.

    4º Festival Internacional de Cine Sinfronteras del 22 de Julio al 2 de Agosto de 2010

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